Frente a la repetida historia de la conquista que se limitaba a seguir la ruta de Cortés, Bernardo García nos presenta una versión distinta. El autor nos invita a entender el largo proceso que culminó con la fundación de la Nueva España a través de distintos actores. Es cierto, Hernando Cortés (como en realidad se llamaba Hernan Cortés) es un personaje histórico que hay que seguir de cerca, pero jamás se entendería su operación política y militar en mesoamérica sin considerar, por ejemplo, la previa conquista- mucho menos sofisticada- de las Antillas. Por otro lado, es sólo al conocer la constante preocupación de la corona española por controlar en buena medida a los conquistadores, que podemos entender el porqué de la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz.
García nos presenta este complejo proceso histórico con gran maestría. Mediante sus palabras es que entendemos en su justa medida las grandes proezas políticas y militares- sin dejar de lado, claro está, un innegable golpe de suerte- que le permitieron a Cortés derribar el gran imperio mexica. Este texto nos recuerda, también, que el porvenir de América dependía, en buena medida, de las preocupaciones españolas.
Si hubiera habido un servicio de noticias por SMS, algo así nos hubiera informado como es que la corona española acabó con su más grande preocupación: controlar mejor a los conquistadores.
El siguiente árbol del problema expone justamente la preocupación de la corona española antes mencionada.
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