Pierre Vilar nos presenta a
una España comprensible sólo a través de sus múltiples contradicciones. Desde
aquellas geográficas, como lo son la yuxtaposición de mares océanos y montañas,
hasta aquellas políticas, como lo son sus históricas tendencias hacia la
unificación y hacia la desintegración, las contradicciones han estado siempre presentes en la
vida del español. Perdida entre un
oxímoron y otro, la identidad del español no olvida la grandeza de su pasado
colonial ni se desprende de sus múltiples raices- desde las celtas hasta las de
los moros.
El llamado “Siglo de Oro español” no representa para
Vilar la superación de estas contradicciones, sino la exaltación de las mismas.
Historias lo suficientemente universales como para ser filosóficas y lo
suficientemente sugerentes para ser fiel reflejo de las preocupaciones
nacionales llegan al mundo a manos de Quevedo, Lope de Vega, Cervantes, de la
Barca y muchos más. Mezclando lo sofisticado con lo popular, lo medieval con lo
nacional, estos artistas lograron materializar lo que Vilar considera el “apogeo
espiritual” de España.
Sin embargo, pese a las aparentes riquezas materiales y a
la vasta cultura desarrollada, España no logró consolidarse fuertemente como
nación. Con la pérdida de Portugal y la sublevación de Cataluña, ambas en 1640,
inicia un negro periodo de decadencia y pérdida de poder. Ante el repentino
surgimiento de paises como Francia e Inglaterra como grandes potencias, España
será vista como el “noble venido a menos”.
Anexo una línea del tiempo con obras fundamentales del llamado "Siglo de Oro".
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