La selección de "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha" rescata tanto la genialidad literaria de Cervantes como las
características y valores propios de la sociedad española de su tiempo. El
texto que inicia sutilmente con una plática cordial en la que el Duque ordena a
Sancho que se prepare para ser gobernador de una ínsula que él mismo le
obsequia termina convirtiéndose en un compendio de recomendaciones y
prescripciones recetadas tanto por Don Quijote como por el Duque mismo. Por
medio de este peculiar listado de consejos, rodeados siempre de irreverencia y
locuacidad, es que podemos asomarnos a la España de Cervantes.
Los consejos del
Duque difieren, sin embargo, de los de Don Quijote en gran medida. Mientras que
los primeros pueden satisfacerse mediante el buen vestir y una cultura elevada,
tornándose inevitablemente sosos, los segundos involucran prácticamente todos
los ámbitos, públicos y privados, de la vida de Sancho. Don Quijote
además divide sus consejos en dos categorías: aquellos que servirán a Sancho
para cuidar de la ínsula y aquellos que Sancho debe usar para preservar su
propia persona.
Don Quijote nos invita a pensar no sólo en el Sancho estadista,
sino también en el Sancho que se enfrenta, día con día, al espejo.Aconsejando
mantener tan limpio el cuerpo como la ínsula, Don Quijote invita a Sancho a
reconocer que tiene dos roles fundamentales: el público y el privado. Pero, lo
que resulta aún más enriquecedor, Don Quijote le enseña a nunca mezclarlos. Así
es como, aconsejando siempre tener miedo a Dios, Don Quijote expone, casi de
forma accidental, los usos y costumbres de su España junto con los problemas
fundamentales del estadista.
Incluyo dos cómics: uno en el que se representan los seis primeros consejos que da Don Quijote a Sancho sobre cómo gobernar la ínsula y el segundo en el que se exponen los consejos de Don Quijote referentes a las diferencias de clase.
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